Soy una Peruana que vive en los Estados Unidos hace mas o menos 23 años. Hace 10 años empecé a aprender tango en Albuquerque, Nuevo México y pertenezco al Club de Tango Argentino local. En mis visitas al Perú, recién tuve la oportunidad el año pasado, de enterarme que el tango se estaba enseñando y difundiendo en Lima. Eso me puso muy contenta ya que cuando viajaba a Lima, no sabía que tenia la oportunidad de practicar mi baile favorito. La mayoría de veces me daba un saltito a Buenos Aires para ir a tanta milonga linda que hay allá.
En mayo de este año, tuve la oportunidad de visitar Citango en Barranco y me quedé impresionada por la cantidad de gente que asiste a ese baile. Tuve el placer de conocer a Gardenia quien muy atentamente me recibió y me presentó a algunos de los tangueros. Pienso que ella está haciendo un trabajo ideal enseñando y propagando el Tango.
También he tenido la oportunidad de leer en la página de Internet, acerca de todas las actividades de caridad que han hecho durante estas fiestas. Realmente los felicito por pensar en los más necesitados y querer compartir un poco esa felicidad que obtienen con el baile.
Estaré de visita otra vez del 5 al 11 de enero, lo que me dará la oportunidad de visitar aunque solo sea por una vez mas Citango.
Espero poder bailar con muchos de ustedes. Les deseo a todos un Feliz Año 2009.
Laura Lynch
Don Obelisco, por medio de su columna, quiero pedir a los citangueros y tangueros también, que por favor, se abstengan de hablarnos durante el baile. La mayorìa de ellos no puede evitar dejar fluir sus dotes de profesores y se la pasan indicándonos qué hacer. Les agradecemos muchos, pero ya las clases las tomamos con nuestros maestros y a la milonga sólo vamos a bailar.
Caballeros no abusen de nuestra paciencia y cortesía. También les agradeceremos mucho si revisan el código del cabezeo, pues éste no se está cumpliendo y muchas veces tenemos que salir a bailar para no desairar la mano estirada de un varón junto a nosotros, cuando lo correcto debió ser un previo cabezeo y a distancia prudencial que nos permita aceptar o rechazar su invitación.
Gracias tangueros en nombre de las tangueras…